viernes, 20 de junio de 2014

Anécdota de la pirotecnia[PS]

Hey, bienvenidos a otro post asaético y sé que hoy es viernes, pero el martes que viene no podré conectarme, y sé que muchos ya estáis un poco cansados de tanta programación así que lo saco hoy porque mañana emprendo un viaje a Calella de Palafrugell con mis dos mejores amigos, así podremos rehacer los hilos que los dos últimos años han desgastado. Luego aviso de que no estaré mucho tiempo con los blogs ya que estaré escribiendo otro libro, y digo otro por que ya escribí uno en el que estoy esperando la luz verde (una novela), pero este nuevo es de poesía y para un concurso con tres premios para un solo ganador: dinero, trofeo y la publicación con una editorial que colabora en el concurso.
Dicho esto, espero no haberme dejado nada, está lo que vendría para el 24 y que sale hoy, 20 de junio. Es una anécdota que guardo desde los seis años y que me pasó con mi hermano, por el cual siento admiración. Yo no sé si en toda España se tiran petardos estos días, pero en la comunidad en la que estoy sí y si no se hace en la vuestra, os lo recomiendo. La anécdota será corta, es lo que hay.

Todo comenzó el 23 de junio de 2002, estaba columpiándome en un parque y en el de al lado estaba mi hermano. Estando felices de la vida, nuestra canguro nos vigilaba ya que nuestros padres trabajaban, charlábamos de cosas. De repente llega un chaval de ocho años, +/- la edad de mi hermano, y nos pregunta si nos gustan los petardos, nosotros dijimos "no, nos encantan".
A continuación nos contó esto:
"Mi padre me mandó ordenar mi cuarto, pero en vez de ello estaba jugando a los videojuegos y cuando vio el cuarto, me prohibió celebrar la verbena de San Juan" no fueron estas palabras, pero fue un mensaje igual en un idioma de niño, obvio, solo que yo lo he puesto más comprensible. Nos añade que está buscando a gente para regalar los suyos y que al vernos a pensado en darnos todo lo que tenia en cuanto a la pirotecnia. Sé que parece falso pero fue así. Empezamos a negarnos, pero él insistió y no tuvimos más remedio que aceptar pensando que serían cuatro o cinco cajas de unos cien chinos (unos petardos poco explosivos para niños), pero en cuanto vuelve, viene con unas seis bolsas grandes cargadas de los mejores que habían.
Nosotros pensamos que eso era el paraíso, pero eso no era nada ya que dijo que le quedaban un par y suerte que estábamos cerca de casa, porque eran veinte las bolsas y de lo mejor, ya no era el paraíso de la pólvora sino... yo que sé, lo mejor de lo mejor, se nos quedaron algunos para el año siguiente. Nada más dejarlos en casa, nos fuimos a tirar algunos por las alcantarillas, aún me acuerdo de la anciana en el balcón que nos dijo "¡Parad ya gamberros!". Fue algo increíble y tenía que ser contado, ya se lo conté a algunos amigos por teléfono y al día siguiente lo vieron.

Bueno, todo por hoy, dentro de dos semanas hablaremos de algo que nos gusta a todos los hombres de verdad, ¿porqué?, porque somos hombres de verdad, por eso mismo. Vamos a hablar del DxT, o más bien en plural deportes, sé que el último poema de Poeta Saeta fue un tanto satánico, pero se me ocurrió y ya está, no siempre se tiene que hacer de lo mismo. Si os gusta el vídeo, cosa que dudo, poned me gusta, compartir, etc. Si queréis algo decidlo y espero haberlo dicho todo. Nos vemos en Julio.

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